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Exposición CAB. DIEGO DELAS Supersaludo (Cabeza borradora)
24 febrero, 2023 - 18 junio, 2023
GratuitoLa propuesta artística desarrollada por Diego Delas (Aranda de Duero, 1983) se ha caracterizado por sus investigaciones en torno a lo que él llama “la cultura premoderna en regresión”. Formado como arquitecto, en su obra se imbrican elementos procedentes de las construcciones domésticas propias del entorno sobre el que trabaja y estudia. En contra de lo que pudiera parecer, no se trata de una recuperación formal en los límites de la nostalgia, sino de un acercamiento a cuanto sustenta el recuerdo desde la memoria subjetiva y la elaboración de una narración deudora del pensamiento mágico. La casa es entendida por Delas como un cuerpo antes que personal, familiar, un depósito de historias en el que los arreglos ornamentales se precipitan junto a las experiencias vividas.
Qué se recuerda y qué se olvida, y de qué se rodean ambos actos relacionados con el hecho de habitar un espacio, son los argumentos, podría decirse, que condensan en gran medida la experiencia artística de Diego Delas. Él mismo ha apuntado en algunos de los textos que ha venido publicando desde 2015 que su método artístico se basa, precisamente, en los usos no convencionales de la memoria, tales como la distracción, la ficción, el juego o la demencia. La “resonancia” evocada a través de objetos, huellas, símbolos e imaginerías conforman un dispositivo creado para contener el conocimiento y, sobre todo, para poder revisitarlo. Por utilizar una de las reflexiones del propio Delas ¿podríamos considerar las instalaciones como hermanos refinados de esos dispositivos?
DIEGO DELAS EN EL CAB. Supersaludo (Cabeza borradora)
La casa como cuerpo La gran instalación espacial creada por Diego Delas para el CAB emplea cuatro grandes murales textiles. Producidos manualmente, aprovechan restos de ropa de cama con los que refiere un tiempo ido, vinculado a los ciclos de trabajo y a las labores ejecutadas en la casa-hogar tan propia de no pocos lugares vinculados a nuestra tierra castellana. La cultura inmaterial de la meseta, lo arquetípico y lo vernáculo, en palabras de Delas, en rápido retroceso o ya desaparecido. Como es propio del trabajo de Delas, esos muros textiles se acompañan de una suerte de exvotos que cumplen una función espectral, la de sugerir un mundo entre alucinado y demencial del que surgen figuras y personajes. Nuestra imaginación actúa como un espejo donde reflejar el delirio por la pérdida de referencias materiales sólidas. Los cuatro murales creados por Diego Delas se sobreponen a la estructura de las salas. Situados bajo los dinteles estructurales del edificio, modifican su arquitectura para acercarnos a la idea de las casas de nuestro territorio rural. Ese carácter cambiante y provisional característico de los espacios autoconstruidos se evidencia en el proyecto de Diego Delas con el uso de paneles animados que “descubren y ocultan piezas con un origen y con una preocupación común”, nos dice el autor. Saberes y maneras de hacer procedentes de entornos periurbanos, campesinos y premodernos ante los que Delas sitúa al público y al que le pide que deje en suspenso su capacidad de discernimiento. Al contrario, solo desde la imaginación enfebrecida que roza los estadios iniciales de la demencia, nos exige el artista, podemos acercarnos a un mundo que ya no es el nuestro.
Delas fantasea en esta casa reducida a sus paredes de tela con los signos, marcas y esgrafiados de las casas de campo castellanas a las que entiende como un cuerpo tatuado, como un soporte de un texto solo comprensible para los iniciados. Las solas paredes vendrían a ser la cabeza demenciada de la casa desde la que el autor desea reconectar con un tiempo repetido, como el del largo invierno en el que resultaban imperativas las labores de cuidado que la mantenían viva (y con ella a todos sus moradores). “Pienso, por ejemplo, en los colchones e lana cien veces vareados antes de la llegada del frío en un ritual que se alargaba un día entero y en el que se entrecruzaba la trashumancia, el esquileo, los cantos e acompañamiento al golpeo, el tejido, el recosido… Pues bien, abiertos y cerrados como un guiño cada otoño, estos colchones encierran una respiración idéntica a la del campo: crecen como un pecho y se vacían con el peso de un cuerpo. Quisiera retomar esos movimientos” nos dice Diego Delas, en la que constituye su primera exposición institucional individual.