La historia comienza cuando Luis, un ejecutivo de éxito, decide comprar el piso que le ofrece la agente de la inmobiliaria, una vivienda que reúne todas las características que desea: bajo precio, amplitud, luz y unas magníficas vistas. Tan solo presenta un pequeño ‘inconveniente’: la dueña del piso vivirá en él hasta el día de su fallecimiento, que se prevé no muy lejano.

Lola tiene 75 años, ha sido operada en dos ocasiones del corazón, fuma una cajetilla de tabaco diaria y le encanta el whisky, así que Luis se queda con el piso y se dispone a esperar. Pero los acontecimientos no se desarrollan como había pensado: Lola sigue gozando mes tras mes de una envidiable salud y es Luis el que comienza a venirse abajo a causa de nuevos y sorprendentes acontecimientos. Aunque a primera vista no parece que tengan mucho en común, entre los dos surgirá una amistad plagada de risas, ternura, emoción y complicidad.